Los latidos de mi corazón se aceleraban cada segundo, cada palabra que escribía en ese mensaje era una lagrima que salía de mis ojos, el no entendía lo que estaba sintiendo, el dolor que me causaba todo lo que estaba pasando, exprese todos mis sentimientos lo más rápido posible, yo intentaba que el se pusiera en mi lugar, que comprendiera mis sentimientos solo una vez, eso jamás pasó, después de enviar todo mi dolor en un párrafo solo espere una respuesta... No fue lo que yo esperaba, el quiso terminar la historia con un simple, "adiós" y así fue como llevo los latidos de mi corazón a aumentarlos como la primera vez que me beso pero esta vez, hasta disminuirlos para que dejara de vibrar...
Los pequeños detalles son los que marcan, los recuerdos de esos que solo tu te acuerdas, esos recuerdos que quisieras repetir o quisieras borrar, esa imagen que se te viene a la cabeza instantáneamente y ESE recuerdo del que al leer te estabas acordando, esos son los que permanecen contigo ...
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domingo, 28 de diciembre de 2014
domingo, 21 de diciembre de 2014
jueves, 18 de diciembre de 2014
viernes, 12 de diciembre de 2014
''¿Sabes lo que hice por ti?, a quienes dejé de hablarles, las
veces que me escapé, las veces que mentí, las veces que me
hiciste decir un montón de estupideces que para ti no
significaban nada, las cartas, las canciones, todos esos
detalles, ignoré personas, creí, confíe, lloré, todo por ti, y yo
sólo pedía a cambio que seas sincera, ¿era mucho pedir?''
veces que me escapé, las veces que mentí, las veces que me
hiciste decir un montón de estupideces que para ti no
significaban nada, las cartas, las canciones, todos esos
detalles, ignoré personas, creí, confíe, lloré, todo por ti, y yo
sólo pedía a cambio que seas sincera, ¿era mucho pedir?''
jueves, 11 de diciembre de 2014
miércoles, 10 de diciembre de 2014
"Mírate. Eres joven. Y tienes miedo. ¿Por qué tienes tanto miedo? Deja de estar paralizado. Deja de tragar sus palabras. Que no te importe lo que la gente piense. Vístete como quieras. Di lo que quieras. Escucha la música que desees escuchar. Pon la música muy fuerte y baila. Sal a dar una vuelta a medianoche y olvídate de que tienes colegio al día siguiente. No esperes más para el viernes. Vive ahora. Hazlo ahora. Asume los riesgos. Dí secretos. Esta vida es tuya. ¿Cuándo vas a darte cuenta de que puedes hacer lo que quieras?"
Me enseñaron a avergonzarme de mi cuerpo, de mis actos, de mis pensamientos.
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.
No contenta con someterme a la mirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena.
Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.
Y, a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza nunca iba a sentirse saciada. Que toda la vida iba a imponerse entre yo y mi representante impostada. Así que busqué a mi sinvergüenza interna. Y le costó salir un poco, le daba vergüenza. Pero acabó sacándome a bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían avergonzar...
Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza. Estoy ocupada viviendo.
(Desconozco su autor)
Me enseñaron que lo que pienso es absurdo, que lo que hago es ridículo, que lo que deseo es sucio.
Y aprendí a no decir lo que pensaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor pensara algo mejor.
Y aprendí a no hacer lo que me apetecía, por vergüenza de que alguien a mi alrededor creyera que era inoportuno.
Y aprendí a no perseguir lo que deseaba, por vergüenza de que alguien a mi alrededor opinara que era inapropiado.
No contenta con someterme a la mirada externa, me plegué también a la vergüenza ajena.
Y aprendí a preguntarle a la vergüenza cómo vestirme, no vaya a ser que alguien pensara que voy buscando gustar, destacar. Y aprendí a escuchar a la vergüenza al desnudarme, no vaya a ser que me sintiera cómoda en mi cuerpo, y me acostumbrara a enseñar(me)lo sin miedo. Y aprendí a consultar con la vergüenza antes de abrir la boca, no vaya a ser que dijera sin filtro lo que me pasa por la cabeza, y se enterara la gente.
Y dejé de bailar, de reír a carcajadas, de rascarme el culo, de preguntar lo que no entiendo, de opinar lo que pienso, de compartir lo que siento, de pedir ayuda, de ponerme faldas, de ir a la playa, de comer o llorar en la calle, de ir sin sujetador, de pintarme, de salir sin pintar, de bajar a la calle despeinada, de usar esa ropa que dicen que no me pega nada, de llamar a quien echo de menos, de tomar la iniciativa, de decir que no, de decir que sí, de quejarme, de vanagloriarme, de estar orgullosa, de admitir que estoy asustada.
Y, a base de sentirme cada día más avergonzada, entendí que mi vergüenza nunca iba a sentirse saciada. Que toda la vida iba a imponerse entre yo y mi representante impostada. Así que busqué a mi sinvergüenza interna. Y le costó salir un poco, le daba vergüenza. Pero acabó sacándome a bailar, haciéndome dúo al cantar, saliendo conmigo a la calle con la cara sin lavar, animándome a hablar, a ignorar las cosas que me deberían avergonzar...
Y ahora no tengo tiempo para sentir vergüenza. Estoy ocupada viviendo.
(Desconozco su autor)
martes, 9 de diciembre de 2014
lunes, 8 de diciembre de 2014
Si las mujeres entendieran.
Si las mujeres entendieran… que los hombres también tienen miedos, pero sin tanto permiso para mostrarlos.
Que hay emoción en el ruido de un motor o en el grito de un gol.
Que valoran mucho más el exceso de sonrisas que tres kilos menos.
Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia.
Lo que es tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora.
Lo molestas que son las comparaciones con “el marido/novio de”.
La necesidad que tienen de un abrazo que no siempre saben pedir.
Lo difícil que es comprender lo que nunca les han enseñado.
Las lágrimas que no se animan a llorar.
El poder que tenemos sobre ellos.
Que ellos también pasan noches sin dormir.
Que necesitan silencio como nosotras charla.
Que no andan por la vida pensando en cómo lastimarnos.
Que son más débiles de lo que su altura y músculos dirían.
Que sacar lo mejor o peor de ellos está en nuestras manos.
Que piensan y razonan diferente.
Que sienten muy parecido.
Que demuestran sentimientos como pueden o como aprendieron.
Si las mujeres entendiésemos todo esto, si lográsemos mirar más allá de algunos olvidos, si nos diéramos cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudiésemos sentir que para ellos la mejor demostración de amor es habernos elegido, si las mujeres bajáramos un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, si pudiéramos incrementar las sonrisas, los brindis y la picardía y si los dejáramos hacer sin tanto mandato ni expectativa, comprenderíamos que somos lo que le da sentido a sus vidas. Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas.
Al final del día, donde se acaban las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y sus latidos, ahí estamos nosotras... con el que cada una eligió.
Jess Browne
Que valoran mucho más el exceso de sonrisas que tres kilos menos.
Lo abrumador de ser el sostén económico de una familia.
Lo que es tener que ser valiente, poderoso y exitoso a toda hora.
Lo molestas que son las comparaciones con “el marido/novio de”.
La necesidad que tienen de un abrazo que no siempre saben pedir.
Lo difícil que es comprender lo que nunca les han enseñado.
Las lágrimas que no se animan a llorar.
El poder que tenemos sobre ellos.
Que ellos también pasan noches sin dormir.
Que necesitan silencio como nosotras charla.
Que no andan por la vida pensando en cómo lastimarnos.
Que son más débiles de lo que su altura y músculos dirían.
Que sacar lo mejor o peor de ellos está en nuestras manos.
Que piensan y razonan diferente.
Que sienten muy parecido.
Que demuestran sentimientos como pueden o como aprendieron.
Si las mujeres entendiésemos todo esto, si lográsemos mirar más allá de algunos olvidos, si nos diéramos cuenta de que no hay todos o ninguno, si pudiésemos sentir que para ellos la mejor demostración de amor es habernos elegido, si las mujeres bajáramos un poquito la guardia, los reproches y tantos reclamos, si pudiéramos incrementar las sonrisas, los brindis y la picardía y si los dejáramos hacer sin tanto mandato ni expectativa, comprenderíamos que somos lo que le da sentido a sus vidas. Como mujeres, novias, madres, hijas, hermanas o amigas.
Al final del día, donde se acaban las bromas, donde no hay público ni formas, donde solo queda un hombre y sus latidos, ahí estamos nosotras... con el que cada una eligió.
Jess Browne
domingo, 7 de diciembre de 2014
martes, 2 de diciembre de 2014
Tienes que aprender a ser feliz sola, a quererte y valorarte, verás que encontrarás a alguien que es feliz solo, entonces, ahí recién, ambos se juntarán para compartir su felicidad y te aseguro que esa sensación de amor es algo tan sublime que nadie te lo podrá quitar y él hará que te olvides de todas las heridas del corazón, todas las cicatrices, te borrara la tristeza y dibujará una hermosa sonrisa en tu rostro, todo eso pasará lo sé, he visto muchas historias, he vivido muchos años pero primero… aprende a ser feliz sola.
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